viernes, 28 de enero de 2011

La marcha del Bicicaracol

Horacio llegó al taller hace un par de meses, cuando la Fabricicleta estaba recién asomando la cabeza.
"Quiero revisarle los frenos y no se nada" (dijo algo así). La bicicleta color aluminio se la había dado el primo de un amigo de su tía del campo que vivía en San Martín de Los Andes y hacía dos años que no la usaba.

Su estado no era el mejor: en el movimiento de frente, una cantidad de arandelas y arandelitas que parecía el cuello de esas mujeres tailandesas; una archiconocida suspensión delantera "Logan" de las que venden en Eki al lado de las bolsitas de Naranjú; y mucha, MUCHA tierra.
"¿Para qué la vas a usar?", le pregunto. "Y... el plan es llegar a Brasil, pero quizá hagamos solo Uruguay... el recorrido no está muy decidido..."

A partir de ese momento, Horacio fue una de las presencias casi constantes en La Fabricicleta, trabajando en su bicicleta, y también observándola fijamente durante largos períodos.
Día de lluvia torrencial. Cruzo a nado la esquina de la estación Colegiales mientras pienso si tiene sentido ir al taller con ese clima. Me suena el teléfono, es Fede desde Urquiza "Che venite rápido que esto se llenó". 
Eran el resto de los Bicicaracoles de San Miguel. Gente tozuda.
Hoy encontré en el blog un comentario de Naio, que nos pasa su bitácora: http://bicicaracoles.blogspot.com/
Entro, y veo fotos increíbles de unas personas andando en bicicleta por las rutas de Uruguay. Entre ellos, Horacio con una sonrisa que dan ganas de agarrar la playera y salir hacia... bueno, resulta que hay un caminito que une el K2 con el Nanga Parbat y que me dijeron que es divino... el otro día vi un documental de Animal Planet donde lo mostraban. Un Húngaro se ponía una máscara y contaba que su tía le había prometido una mamushka tamaño natural hecha completamente de chocolate si dejaba la casa de sus papás, entonces el tipo no tiene mejor idea...

Mucha suerte Bicicaracoles!!!!

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